De las últimas películas que he visto hay una que me ha
llamado bastante la atención, “Lucy”. Explota un mito sobre el uso que hacemos
de la capacidad cerebral los humanos, fijado en el 10%. Es probable que la
película, como otros sectores que explotan este mito para su propio beneficio,
deje en el aire algo más sustancioso: la conexión extracorporea neuronal. Pero
no es esto lo que me ha llevado a escribir este artículo.
Todo el cosmos neuronal funciona a pleno rendimiento
mientras el individuo es sano. No hay duda científica de que esta afirmación es
cierta. Lo que existen son capacidades o habilidades especiales que cada uno
explota, potencia o descarta. Lo que nos diferencia es la capacidad de hacer
más y mejor con lo que tenemos en el cerebro. La pregunta no es ¿cuánto
utilizamos nuestro cerebro? la correcta es ¿cómo utilizamos nuestro cerebro?
Talento es al Negocio como Valor al Militar. Lo realmente
importante es aplicarlo, no el tenerlo. Pero para ello hace falta una cultura
propicia, abonada y cuidada… o tener además VALOR para percutir en la propia cultura hasta hacer que se agriete
y se vaya inoculando la Cultura
Innovadora Corporativa.
El uso del 100% de la capacidad neuronal no es disruptivo,
sí lo es su aplicación coherente y en conjunción de otras galaxias de neuronas
para mejorar productividad, eficiencia y desarrollo profesional. No intentemos
leer la mente a los demás ni radiografiar con la vista, simplemente facilita
su incorporación abierta al equipo de trabajo y enriquécete de sus propuestas.
Experimentando y compartiendo el tesoro neuronal es posible el siguiente estadio, la metamorfosis de la crisálida.
El Mercado ha muerto, ¡¡Viva el Mercado!! Todas,
absolutamente todas las organizaciones, gubernamentales y privadas, con objeto
de lucro o no, deben recorrer el camino de la transformación. No se trata del
cambio estético ni marketiniano, hablo del Plan
de Innovación Corporativa. Cuando la capacidad neuronal es fuerte y su uso
de alto nivel, tanto el individuo como la organización comienzan a experimentar
su evolución más dramática y a la vez hermosa. Dramática porque parte o el todo
actual morirá. Hermosa porque el nuevo ente dejará de arrastrase para iniciar
el vuelo sobre el mundo (entorno económico) y asombrar a los observadores (clientes y accionistas)
Nada es más hermoso que ser protagonista de una
transformación inteligente, de la metamorfosis profunda y global. Observar cómo
todos los órganos van modificando su función para completar la implosión del
milagro. El caos es fagocitado por el orden y el liderazgo genético hasta
culminar con la expulsión del ser creado pacientemente dentro del capullo de
seda. Asombrará a todos y romperá su entorno con un nuevo estilo, una nueva
propuesta.
Conocer y liderar el universo de galaxias neuronales de
nuestra Organización y diseñar la metamorfosis con el Plan Innovador
Corporativo. Dos ingredientes que requieren de un plantel de cocineros de alto
conocimiento y experiencia. Un resultado exquisito para los mejores paladares.
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